Isaías había observado aviones a lo lejos, pero nunca había tenido la oportunidad de experimentar la sensación de volar.
Días atrás, no solo estuvo cerca de una pista para ver aviones como parte de un tour, sino que tuvo la oportunidad de convertirse en una especie de piloto por una media hora.
Lo experimentó dentro de un simulador de un avión Boeing 737NG, en el norte de Guayaquil, cerca del aeropuerto de la ciudad.
Se sentó en una de las sillas de la cabina y, junto con Rodolfo Vásquez, el instructor, comenzó a conocer cada uno de los instrumentos de la consola del simulador antes del despegue.
Isaías estaba emocionado dentro del simulador del Aero Club del Ecuador. Él había sido invitado por la Fundación Resplandece para que pudiera disfrutar de esa experiencia inmersiva como si estuviera volando.
Una vez que recibió una breve instrucción sobre botones y mandos, Isaías estaba listo para el despegue. Con el instructor escogieron simular un despegue desde el aeropuerto de Guayaquil para sobrevolar un trayecto en los alrededores de la urbe y luego volver a aterrizar en la ciudad.
La cabina del simulador Boeing 737NG es tan realista que da la sensación de estar dentro de un avión comercial. En la cabina, Isaías observaba la pista del aeropuerto y cómo paulatinamente la recorría hasta tomar altura. Con apoyo del instructor, el adolescente echó a volar la aeronave en el trayecto simulado.
El sonido del despegue y las instrucciones eran casi como sumergirse en la rutina real que debe cumplir un piloto.
Esta experiencia vivencial la comenzó a ofrecer desde este mes el Aero Club del Ecuador como parte de un nuevo servicio, dirigido no solo a los aficionados a la aviación, sino a todo el público que quiera probar cómo es volar un avión.
Desde el año pasado este simulador comenzó a ser usado por personal aeronáutico, pilotos o estudiantes de aviación que desean tomar horas de práctica con escenarios que se aproximan a las dinámicas de vuelos reales.
Era usado por pilotos que iban a realizar la transición de aviones de hélice a jet, prácticas de tripulación, mejora de procedimientos, instrumentos y lecturas de cartas de aproximación.
Pero este mes se inició a abrir este espacio para todo aquel que, sin ser necesariamente un profesional o estudiante de la aviación, quiera vivir 30 minutos como si fuera el capitán de un Boeing.
Este simulador, el único de estas características en Guayaquil, fue traído del extranjero. Antes fue usado por una aerolínea.
La experiencia cuesta $ 50 por persona e incluye un tour por el Aero Club, ubicado en la avenida de las Américas, en el que pueden conocer los aviones que sirven para entrenar a los pilotos. Luego se hace la sesión de simulación de 30 minutos en el B737-800 con un instructor.
Un vocero del Aero Club indicó que dentro del simulador se pueden configurar los vuelos en distintas condiciones meteorológicas, horarios, pesos, capacidad, entre otras personalizaciones.
Hay escenarios de despegues o aterrizajes que se pueden simular de distintas rutas, como Guayaquil-Quito o Guayaquil-Miami.
Esta simulación está disponible para adolescentes, así como para hombres y mujeres que deseen conocer el proceso de despegue, navegación, elevación y aterrizaje de un avión.