El mandatario de Ecuador, Daniel Noboa, y su rival izquierdista Luisa González cerraron este jueves (10.04.2025) sus campañas en el convulso puerto de Guayaquil, espejo de la cerrada diferencia que los separa de cara al balotaje presidencial del domingo.
Capital económica, centro de operaciones del narcotráfico, cuna de Noboa y bastión del expresidente socialista Rafael Correa -padrino político de González-, Guayaquil es el símbolo de un país divido y crispado.
Tras una reñida primera vuelta, en la que Noboa se antepuso por menos de un punto porcentual, los candidatos quemaron sus últimos cartuchos para cazar votos de indecisos en una nación donde el sufragio es obligatorio.
Bajo una fuerte lluvia y ante varios miles de simpatizantes en el centro porteño, la abogada de 47 años apeló a las mujeres para «dejar atrás estos días oscuros» y les pidió apoyo para convertirse en la primera presidenta electa en el país.
«En este año y medio (de gobierno de Noboa), la violencia, la pobreza y el desempleo ha sido más profundo en nosotras las mujeres», aseveró González, quien ofreció préstamos de hasta 40.000 dólares e interés de un dígito para las madres solteras como ella.
En un coliseo cubierto, el presidente dio otro de sus brevísimos discursos custodiado por militares armados y acompañado por su madre, la congresista más votada.
«El ecuatoriano no quiere más guerra (…) quiere esperanza», dijo vestido de jeans y camiseta violeta del color de su partido.
La desinformación impulsada por un uso sofisticado de la inteligencia artificial, enconados debates y los frecuentes dardos entre los candidatos, marcaron este periodo electoral. También una creciente violencia con un asesinato cada hora entre enero y febrero, el inicio de año más sangriento desde que se tiene registros.