El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, urgió el martes (19.11.2024) al finalizar la cumbre del G20 en Rio de Janeiro a alcanzar un acuerdo climático en la COP29 de Bakú, un llamado atravesado por una nueva amenaza nuclear de Rusia.
El pedido de Lula tiene lugar un día después de que las 20 principales economías del mundo, que representan el 85% del PIB mundial y el 80% de las emisiones, suscribieran la declaración final del encuentro con pocos avances en materia climática.
Y en la misma jornada en que el presidente ruso, Vladimir Putin, ausente en Rio, agitó la posibilidad de recurrir al uso de armas nucleares tras la escalada en Ucrania, lo que encendió las alarmas de las potencias occidentales aliadas de Kiev.
El texto del G20 no representó un catalizador para las negociaciones de la COP29 de Bakú, que en principio terminarán el viernes y están estancadas en torno a la financiación de la lucha contra la crisis ambiental y la transición de energías fósiles a limpias.
«No podemos dejar para (la COP30 de) Belém la tarea de Bakú», dijo el líder izquierdista antes del cierre de la cumbre.